miércoles, 12 de marzo de 2008

Los sapos

Casi todo el mundo sabe lo que es un sapo, aunque muchas personas consideran que el sapo es el macho de la rana y no es así pues sapos y ranas son familias diferentes dentro del orden de los Anuros, clase Anphibia.
¡Pero calma! Nadie se asuste que este artículo no habla de zoología sino, más bien de costumbrismo.
En Cuba, ser un sapo tiene una amplia connotación que nada tiene que ver con croar o andar en los pantanos.
Por ejemplo, si alguien le augura algún desasosiego futuro, usted le dice “¡No seas sapo compadre!”. Algo similar a ser un ave de mal agüero.
Lo mismo, si en lugar de mal presagio vienen y le dan una mala noticia.
Otra variedad de sapo es el tipo inoportuno. El que está o llega al lugar y en el momento inadecuado. Por ejemplo, el que observa como una parejita “aprieta” en algún rinconcito oscuro.
Pero donde quizás se manifiesta el sapo con mayor presencia es en el juego de Dominó, (tan popular en Cuba). Cuando se reúne un grupo de amigos a jugar Dominó hacen su aparición los sapos, que se paran detrás de los jugadores para ver las fichas que tienen. Luego, los jugadores que pierden, si son un poquito supersticiosos, les echan la culpa de su mala suerte a los mirones.
A veces los sapos hasta se atreven a opinar sobre el juego: “Oye, esa jugada fue mala. Yo mejor hubiera tirado esta ficha”, o bien “Si pones el doblenueve se tranca la data”.
Del proceder de los sapos viene el cubanísimo verbo “sapear” y toda la familia de palabras que de esta se pueda derivar, aunque en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española aparezca con otros significados.