lunes, 18 de mayo de 2009

65 años arrastrando una roca

Tomás Joglás Sosa tiene 79 años de edad y lleva 65 realizando largos recorridos por las calles habaneras, arrastrándose sentado y con una pesada roca colgada, con una cadena, de una de sus piernas. Cumple una promesa que le hizo a San Lázaro, santo al que los creyentes cubanos invocan para pedir salud y que se sincretiza con Babalú Ayé en la Santería o Regla de Ocha. Cuando tenía 21 años, Tomás era marinero de cabotaje y su barco naufragó. Relata que logró salvar a seis de sus compañeros, a pesar de que durante el accidente sufrió cuatro serias lesiones en una cadera que le provocaron la invalidez. Entonces suplicó a San Lázaro por su curación y a cambio, prometió arrastrar, de por vida, la pesada roca de unas 20 libras y pedir limosna. Cada 8 de septiembre, día de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, Tomás parte del santuario de Nuestra Señora de Regla con su pesada carga, para arribar al poblado de El Rincón, donde se encuentra la iglesia de San Lázaro, el 17 de diciembre, día consagrado a ese santo y en el que miles de creyentes acuden a pedir milagros o pagar promesas por las gracias ya concedidas. Dicen los creyentes que San Lázaro es muy piadoso, que devuelve la salud a muchos enfermos, pero que es exigente con el pago de las promesas que se le hacen. Quizás por ello Tomás no ha pensado en abandonar su penitencia, a pesar de que puede ser exonerado por una autoridad eclesiástica. Pero, si devoto es este hombre, tanto o más lo es su esposa, Rina Rodríguez Méndez, que fielmente lo acompaña en su periplo asistiéndolo en todas sus necesidades. Amor y fidelidad, devoción religiosa y humana unen a esta pareja de nómadas citadinos en su ya más que cotidiano andar por la vida.